César Luengo desarrolla un mundo de imágenes inquietantes. Un rincón de un jardín, un fragmento de arquitectura se cargan, bajo la mirada del artista, de una poderosa intensidad poética. Y es precisamente esa peculiar mirada la que les confiere su fuerza. Visiones de un entorno cotidiano, frecuentemente trivial, son transmutadas, redefinidas por una atmósfera de marcada evocación romántica.